Jesús sé el centro.

viernes, 2 de noviembre de 2012


Que terribles ganas de escribir las que tengo en este momento, es algo no muy usual en mí, y creo que de alguna manera mis clases de “Redacción para medios” están haciendo efecto en mí, y es que no hay mejor manera de desahogar el pensamiento que aprovechando los momentos de inspiración y plasmar las ideas en papel para siempre.

Y es que este repentino deseo de escribir surge de un día lleno de momentos inolvidables para mí, despertar un día feriado y saber que podré estar con mi familia, y es que este es un día de esos pocos que tenemos en la vida, donde todo se vuelve más claro, todo se te muestra de manera transparente, estás consiente de cada uno de tus sentimientos a tal grado de poder identificarlos con nombre y apellido… amo esos días; lloras, reís, cantas, bailas, amas, adoras y compartís.

Y es que los últimos meses han sido bastante duros para mí, llenos de dolor, tristeza y CAMBIOS. Julio, Agosto y Septiembre, todos unidos por la misma emoción, finalmente se llegó Octubre, mes que marcó la diferencia, una noticia cambió para siempre y vida y la de los miembros de mi familia. Esta noticia no hubiera marcado tanto nuestras vidas si las dificultades que vivimos los años anteriores no hubieran pasado, y es aquí donde se hace vida la palabra de Dios en nuestras vidas: “Ahora tú no comprendes lo que yo hago, pero lo entenderás después” en Juan 13:7 y Romanos 8:28, “Y sabemos que para los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien, esto es, para los que son llamados conforme a su propósito”… Esta palabra define exactamente lo que los últimos meses han sido para mí, meses donde Dios me ha llevado por caminos difíciles, valles de tristeza y sendas desconocidas; puedo decir con lágrimas en los ojos que sacar a Gaby Díaz del centro de mi vida ha sido lo más difícil que he experimentado; poner a Dios en el centro de todo, ha sido doloroso, pero a la vez gratificante, necesario y la mejor decisión de mi vida.

Por años he sido cristiana, pero nunca había tenido tanta necesidad de Dios como ahora, y es que por mucho tiempo actué egoístamente, siempre pensando en mí, llenándome YO, y no dando nada. Llamo a esta parte de mi vida: el ensimismamiento. Yo, yo, yo…. Aún me cuesta, lo digo en serio, pero realmente estoy tratando de poner a Dios en el lugar que le corresponde. He visto como esto puede salvarle la vida a las personas, mi mami es una. Tras una depresión grave que por mucho tiempo la invadió, ella se encontró con Jesús y esto la cambió para siempre. Yo puedo decir ahora los milagros existen verdaderamente, ella es mi milagro, su decisión nos cambió, y estoy infinitamente agradecida con Dios. Y es que verla ahora trabajando de nuevo llena mi corazón de gozo, esto no hubiera sido posible sin Dios, su salud mejoró tanto, su estado de ánimo, su visión de la vida y esto la llevó a conquistar una promesa más.

La situación actual de mi país, es producto de el “ensimismamiento” de muchos, es tan clara la necesidad de que TODOS deben conocer a Dios verdaderamente, no solo llenar iglesias, si no vivir a Dios, y reflejar su amor siempre, sacarnos del centro de todo y ponerlo a Él, y es que cuando esto sucede todo es diferente, veámoslo de esta manera, si cada uno de nosotros pensara en ayudar a alguien más aparte de sí mismo, dar amor en lugar de esperar recibir amor siempre, otra fuera el cuento, Y es que a diario veo como la gente (incluida yo) le cuesta amar a los demás, lo veo en las calles, lo veo en el bus cuando las ancianas, las embarazadas, las vendedoras con sus canastos se suben y nadie puede ceder su asiento, ¡NADIE!, que terrible, que dolor, creo que andar en bus todos los días abrió mi panorama a la necesidad de los demás, aquí es donde les puedo decir que me di cuenta que vivía solo para mí, en estos meses me ha tocado dejar a un lado mis deseos y crecer.

Pues, que miedo escribir esto, decir que he crecido, ¿Qué tal si nadie ha visto mi cambio?, bueno mi mami dice que me ve diferente, eso me gusta jejeje, pero lo que creo que lo que más me alegra es que me siento diferente; si, sigo llorando; si, me duelen muchas cosas todavía; si, me siento enojada por la indiferencia de gente que amé mucho, pero ya no veo las cosas como antes, ya no quiero hacerlo así. Sacarme del ensimismamiento ha sido difícil, pero de no ser así, no podría decirles que me da coraje ver el egoísmo de muchos, y es que hasta puede sonar ridículo, pero viendo el documental de “Uno, la historia de un Gol”, ver como los jugadores de la selección del 82’ llegaron al mundial, como enfrentaron situaciones difíciles, y saber que quizás todo hubiera podido ser diferente si tan solo algunos de los dirigentes hubieran salido de su zona de ensimismamiento y hubieran tratado diferente a los jugadores, si tan solo no hubieran pensado tanto en ellos y más en los demás, otra podría ser la historia ahora. Y eso suele pasar con los cristianos, muchas veces pensamos tanto en nuestra “prueba” que se nos olvida lo principal, llevar a los que nos rodean a los pies de Jesús.
Por la tarde leía el testimonio de uno de mis artistas preferidos, Israel Houghton, y como él hubiera podido ser parte de las estadísticas del aborto, y como todo cambio para su madre cuando en su octavo mes de embarazo una mujer de acercó en la calle y le habló de Dios, este pequeño gesto de amor cambió la vida de muchos, esa señora jamás se hubiera podido imaginar que al salir de su carro, caminar por la calle y hablarle del amor de Dios a una joven embarazada, iba a cambiar la vida de millones de personas, pues hoy él es pionero de la música cristiana y comparte a muchos del amor de Jesús. Esta mujer salió de su comodidad y trascendió.
Cuanto tiempo he desperdiciado yo, en el bus, en la calle, en el trabajo, en la universidad, por estar pensando en mis GRANDES “PROBLEMAS” y no hablarle a nadie del único que vale la pena. Me estaba quedando yo sola con mi gran amor, Dios, me lo estaba guardando solo para mí. Y es que cuando lo veo de esta forma, me es hasta difícil dimensionar que cada contacto que tenemos con alguien, es una oportunidad de transformación, una oportunidad de trascender, de ser agentes de cambios para nuestra nación, familias, amigos, conocidos y desconocidos.

Y es un gran reto para mí escribir esto, y poder tener solvencia moral ante las palabras que digo, pues todavía no lo logro, pero estoy trabajando en ello. Y quiero aprovechar para decirte que Dios es un Dios de amor, que Él envió a su hijo a morir por ti, resucitó y hoy ¡Él vive! Y TE AMA.  Si por alguna razón no te sientes merecedor de este amor, no importa, Él no ve el pasado de nadie, reconocer que pecamos y que necesitamos de su hijo para ser salvos, eso BASTA Y ES MÁS QUE SUFICIENTE. Deja que hoy Jesús sea el centro de tu vida. Vale totalmente la pena.

“..que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.” Romanos 10: 9-10

Te invito a que leas Las 4 leyes esprituales   y conozcas más sobre cómo poner a Jesús en el centro de tu vida.